sábado, 1 de enero de 2011

A ella/A ti.

Estaba la muerte cantandole a la vida. Su angustia siempre fue y será deshojar vidas y no poseer una para ella. Su reloj tan exacto y preciso, marca el deceso de los mortales. Usa túnica negra con símbolos extraños: búhos, dagas, corazones, tinteros y huesos. Una vez preparada para salir a trabajarle al supremo, entra en una discusión mental: se observa en un espejo(grave error). Al hacerlo, su asombro es mayor que su propia filosofía y cae al abismo de las dudas bifurcadas. Observa primero sus manos(manitas), luego sigue con sus mejillas rosadas; sigue con su nariz afilada para terminar con sus ojos de luz y ternura. Justo esa noche, se ha percatado de que es un niño, y que su naturaleza es esa: ser y no ser, nacer, crecer, y morir en si misma... Sin hacerlo nunca.

Olimaconet Hernández.

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